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El sello Fairtrade

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¿Qué es Fairtrade?
 

Fairtrade es un sello de certificación ética de productos. El sello se concede cuando la producción cumple una serie de criterios establecidos por Fairtrade, cuyos objetivos son: evitar la explotación de los trabajadores, garantizar el respeto del medioambiente y hacer que la producción conduzca a un progreso económico y social gestionado por los propios trabajadores.

Reconocido por su indiscutible eficacia e imparcialidad, Fairtrade es el sello de certificación ética más conocido del mundo. Los criterios de Fairtrade para conceder el uso del sello se describen detalladamente en esta página.
 
¿Por qué es necesario un sello de certificación ética?
 
Muchos productos alimentarios, como las piñas de Costa Rica, son cultivados por grandes empresas comerciales europeas o estadounidenses en países en vías de desarrollo. 
 
La desproporción entre el poder del productor/exportador, que controla toda la economía de las grandes áreas en las que opera, y los trabajadores, a menudo inmigrantes pobres y no sindicalizados, es enorme. Esta situación de partida, de no intervenir los consumidores exigiendo la certeza de que los bienes que consumen se producen de forma justa, genera injusticias y sufrimiento, además de perpetuar la condición de pobreza y dependencia de la población.
 
Pensemos precisamente en el ejemplo de la piña de Costa Rica, el producto comercializado por Nicofrutta.
Gran parte de los cultivos de piña de Costa Rica se encuentran en la frontera con Nicaragua y emplean como mano de obra a un 70 % de inmigrantes del país vecino, con contratos temporales de corta duración, esquemas de subcontratación y normas contractuales y condiciones laborales flexibles (fuentes aquí y aquí).
Estos trabajadores deben hacer frente a la amenaza de la deportación y no tienen ningún poder de negociación. Se encuentran lejos de su comunidad, son extranjeros. Los controles de las condiciones de trabajo son difíciles de llevar a cabo e ineficaces, mientras que el nivel de organización sindical es nulo. El Borgen Proyect señala que las plantaciones a menudo se rocían con más de 50 tipos de sustancias químicas y, aunque la ley exija que las personas que trabajan con dichas sustancias químicas trabajen solo seis horas al día, se supone que muchos trabajan 16 horas.
El salario de los trabajadores empleados directamente es de unos 16 euros al día, es decir, el salario mínimo legal en Costa Rica, pero la mayor parte de ellos trabajan para subcontratistas, que presumiblemente pagan menos, como también suele ocurrir en Italia con las cooperativas de trabajo. 
 
Además de lo injusta que es esta situación actual, un sistema de este tipo no permite el progreso de las personas que trabajan en las plantaciones. No pueden conservar nada de lo que ganan; sus ingresos, las zonas donde viven y, en definitiva, toda su vida están ligados a la plantación. No acumulan ningún capital ni conocimientos, ni individualmente ni como sociedad. Sus hijos encontrarán una situación totalmente idéntica a la de sus padres. 
 
¿Por qué Fairtrade ha concedido su sello a los productos de Nicofrutta?
 
Las piñas de Nicofrutta provienen de cooperativas de productores locales de Costa Rica. Nicofrutta garantiza asistencia técnica y financiera, además de formación agroindustrial, a estos pequeños productores de piña costarricenses, reconociendo un precio justo y equitativo por la mano de obra y la materia prima. Un precio que permite obtener un beneficio real que poder invertir en el crecimiento de su comunidad. 
 

Estos mismos productores locales también se benefician de un control por parte de Fairtrade, a través de Flocert, cuyo propósito es verificar la gestión democrática, el respeto de los derechos de los trabajadores, especialmente de su salud, y las prácticas no discriminatorias. Otro hecho por desgracia bastante relevante es que Fairtrade también verifica que no se produzcan casos de trabajo forzoso ni trabajo infantil. 

Por último, Fairtrade se encarga de controlar que los cultivos utilicen la menor cantidad posible de pesticidas, no contengan OGM y se estructuren de forma que respeten la biodiversidad y el medioambiente. Un medioambiente en el que viven tanto los agricultores como la flora y la fauna.
Fuentes sobre las condiciones de las operaciones Fairtrade de Nicofrutta aquí y aquí.

Gracias a estas elecciones, las piñas de Nicofrutta, además de ser un producto más saludable y natural, también contribuyen al bienestar de las personas que las cultivan, que pueden recoger los frutos de su trabajo, aumentar su patrimonio y sus conocimientos y, como es justo, mejorar de forma sostenida sus condiciones de vida


 ¿Por qué precisamente Faitrade?
 
En los últimos años, se ha producido una proliferación de sellos de certificación ética y ecológica, como por ejemplo: CAFE Practices de Starbucks o Pasture for Life, New Forest Marque, Food Made Good, Soil Association, Free Range Dairy Pasture Promise, LEAF Marque y muchos otros. 
 
Sin embargo, estos sellos no son independientes, ya que los crean las propias empresas comerciales que se certifican. 

Fairtrade no es ni representa ni al productor/exportador ni al agricultor. Requiere y verifica que el primero pague un buen precio al segundo y que el segundo disponga de procedimientos democráticos, igualitarios y respetuosos con la salud y el medioambiente. El organismo de control, Flocert, es una organización sin ánimo de lucro conforme a la legislación alemana, sujeta a todos los controles pertinentes de la ley.

En cambio, los sellos que las sociedades comerciales se otorgan a sí mismas, las vinculan a procedimientos establecidos por ellas y de cuyo respeto son sus propios controladores y jueces. Quis custodiet custodes? 
No solo eso: estas limitaciones autoimpuestas no constituyen ningún derecho para los agricultores. El eventual precio «justo» es siempre una regalía de la sociedad comercial, revocable, condicionable, orientable hacia un sujeto en vez de otro. En esencia, sigue siendo un instrumento de control. 
 
Por último, hay economistas que han argumentado cómo esta proliferación de etiquetas «éticas» resulta perjudicial, ya que al ahogar al consumidor en un mar de afirmaciones y obligarle a la imposible tarea de investigar si una operación autodenominada justa lo es realmente, anulan en la práctica su poder de actuar para mejorar las cosas.  
Como señala The Guardian: «Creo que las empresas esperan que el "cansancio de la etiqueta" sea una tendencia duradera», afirma Elizabeth Bennett, economista política que ha coeditado el Manual de investigación sobre el comercio justo y solidario. «Esperan que los consumidores se cansen de aprender el significado de 30 etiquetas distintas en un sector y que se limiten a pensar: "Cualquier declaración de sostenibilidad es mejor que ninguna declaración"».
 
Nos sentimos orgullosos de nuestra elección

Por todos los motivos indicados anteriormente, estamos especialmente orgullosos de nuestra elección, la única que comunica de forma clara al consumidor que el producto que está adquiriendo procede de una cadena de suministro justa y sostenible, y que, por tanto, al comprarlo no perjudica a las partes más débiles de esa cadena de suministro, sino que las ayuda de forma sustancial.